TRABAJO FINAL: GISELLE
Para este último trimestre, mi compañera y amiga Ana Lucía
Cárceles Pérez y yo vamos a realizar una crítica a cerca de una de las
versiones contemporáneas del ballet romántico Giselle. Esta versión pertenece
al increíble coreógrafo Akram Khan. Por otra parte, la versión clásica original
de este ballet pertenece a Jean Coralli, artista residente de la Ópera de París
en ese momento y principal coreógrafo; y a Jules Perrot, gran maestro de ballet
y bailarín. La versión original se estrenó en el año 1841 en el Teatro de la
Ópera de París, mientras que la versión de Akram Khan fue estrenada el 27 de
septiembre de 2016 en el Palace Theatre de Manchester. La partitura musical
original fue escrita por el compositor Adolphe Adam y la actual fue creación de
Vincenzo Lamagna. La escenografía original estuvo a cargo de Pierre Ciceri y
Paul Lomier. Por otro lado, la variada escenografía de la versión contemporánea
de Khan fue obra de Tim Yip, al mismo tiempo que diseñó el vestuario empleado
en la pieza. El diseñador de iluminación de esta versión fue Mark Henderson. Con
respecto a los intérpretes de la obra, realizada por el English National
Ballet, podemos apuntar que los roles principales fueron llevados a cabo por
los bailarines Tamara Rojo (Giselle), James Streeter (Albrecht), Jeffrey Cirio
(Hilarión), Isabelle Brouwers (Bathilde), Fabian Reimair (Terrateniente), Stina
Quagebeur (Myrtha, reina de las wilis).
Analizando lo que hemos visto, vamos a hablar acerca del coreógrafo londinense, Akram Khan. Entró en contacto con este arte gracias a la danza bengalí, que significó una marca que influenciaría su trabajo. Comenzó su formación en danza contemporánea en 1994 en la Montfort University, siendo conocedor de danzas hindúes. Completó sus estudios dancísticos en la Nother School of Contemporary Dance de Leeds. Más tarde, estudió técnica Graham, Cunningham y Alexander, entre otras.
Este prolífico coreógrafo internacional creó distintas piezas al comienzo de su carrera coreográfica, sobre todo multiculturales, que resultaron exitosas, tales como su primera creación, es decir, el solo Loose in flight (1995). Podemos considerar un momento cumbre para su compañía cuando ésta actuó en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Londres en 2012. Tras esto, en 2016, vino la coproducción de uno de sus grandes logros, Giselle, la obra que estamos comentando. La visión particular del movimiento de Khan se basa en su capacidad de crear un marco narrativo mediante un lenguaje dancístico peculiar y original, al que añade sensibilidad y temas profundos como la distinción de clases o la inmigración (de ahí la trama adaptada de la versión contemporánea de Giselle).
A continuación, vamos a proceder a comentar la escenografía de Tim Yip. Ésta es bastante simple, ya que cuenta únicamente con la presencia de un muro que recorre todo el fondo del escenario. Este elemento escénico tiene como significado la separación entre la fábrica y el exterior, en otras palabras, la esclavitud y la libertad. En el muro podemos observar pinturas de manos que simbolizan las huellas de los trabajadores de la fábrica, lo que representa su deseo de libertad. En comparación con la escenografía de la Giselle clásica se aprecia con claridad la diferencia del marco temporal, pues la versión contemporánea está trasladada a varios siglos posteriores, durante la industrialización. Además, cabe destacar el hecho de que en la original la decoración es más abundante y recargada, empleando muchos más elementos escénicos, mientras que en la más reciente se ciñen al minimalismo y a la sencillez que aporta comodidad y espacio a los bailarines. De igual importancia, las entradas y las salidas tienen lugar gracias al muro escénico que no solo tiene función estética, sino que tiene una finalidad práctica. Esto es debido al mecanismo del muro, que le permite girar y con ello, la entrada y salida de los bailarines, además de los laterales.
La mayoría del
elenco son bailarines de ballet clásico, lo que se ve reflejado en la limpieza
de los movimientos y en la facilidad de las artistas en la técnica de puntas
durante el segundo acto. A pesar de esto, la influencia contemporánea del
coreógrafo se contempla en la cualidad de movimiento de los brazos, en los dúos
y, mayormente, en las partes donde todo el cuerpo de baile está presente.
Durante la mayor parte de la pieza se observan numerosas escenas donde aparece
el elenco al completo. Aun así, tanto en el primero como en el segundo acto,
encontramos partes individuales, como la agonía de Giselle, y dúos, tales como
el más representativo, el cual tiene lugar al final del segundo acto con el
perdón de Giselle hacia Albrecht. La originalidad del principio, cuando los
bailarines colocan las manos en el muro como acto simbólico de querer alcanzar
la libertad, nos ha resultado un elemento destacable de la obra.
Con relación al
movimiento se perciben partes con movimientos enérgicos, especialmente en las
grupales, pues la sincronización de los bailarines crea un ambiente de potencia
y sensación de fuerza. No obstante, en partes con un elenco más reducido, ya
sean pequeñas agrupaciones, dúos o solos, la intensidad de movimiento es menor,
por lo que la dinámica se reduce realizando movimientos más suaves y sutiles,
principalmente. Los intérpretes aprovechan el escenario a la hora de moverse y
desplazarse por éste. El ritmo no es constante, pues la música varía en
intensidad, velocidad y carácter, utilizando incluso los silencios para
continuar la trama.
El espacio
sonoro se complementa a la perfección con la música, ya que el sonido acompaña
a los momentos específicos en los que se necesita un carácter determinado
acorde a la trama. Por ejemplo, en los momentos de tensión, como la separación
de Giselle y Albrecht, en la que la música dista de relajación y transmite
tensión al espectador. Esta partitura musical de distinto compositor al de la
versión original es opuesta en carácter y ritmo, al tratarse de un marco
espacial y temporal diferente. Por otra parte, las luces ayudan a crear
intención al movimiento, a destacarlo y a transportar al público a la historia.
Un ejemplo de esto se puede ver en el momento en el que la protagonista tiene
lo que parece una ilusión de su amado con su prometida y las luces permiten al
espectador percibirla.
Las wilis visten
con vestidos rasgados de color crema que tienen vuelo, lo que genera más
dramatismo a su personaje y a la maldad que tratan de transmitir. Por estos
motivos, el vestuario nos parece muy apropiado para la pieza, pues, aunque sea
distinto al de la versión clásica, donde utilizaban tutús románticos (también
de vuelo), entendemos que la diversidad de la época lo requiera. Cabe añadir la
utilización de elementos decorativos de vestuario como el sombrero de Hilarion
y los bastones de las wilis, simbolizando ambos objetos el poder de los
personajes.
El principio y
final de la obra son totalmente diferentes, pues el inicio se presenta con todo
el elenco sobre el escenario, mientras que en el final está presente únicamente
Albrecht después de que Giselle desaparezca tras el muro. En resumen, la obra
mantiene un desarrollo apropiado y acorde a las semejanzas que tiene con el
ballet tradicional clásico. Por el contrario, aunque se asemeja a la trama, el
lugar donde transcurre la acción y ciertos momentos de ésta no tienen parecido
alguno dado que el ballet ha sido adaptado a una época posterior.
En nuestra
opinión, el clímax de la obra tiene lugar cuando Giselle se enfrenta a Myrtha,
reina de las wilis, para defender a su amado, Albrecht, y así demostrar que lo
perdona por su engaño. Con esto, la protagonista se vuelve más fuerte y
demuestra su evolución y libertad al enfrentarse a un líder (Myrtha), dando de
esta manera fortaleza y heroísmo al papel femenino.
Para finalizar
la crítica, vamos a dar nuestro punto de vista acerca de ella: nos ha parecido
un ballet muy semejante al original en cuanto a la trama, lo que deja fuera
cualquier intento imaginativo de la historia. Sin embargo, el hecho de que esté
trasladado a un escenario diferente y a una disciplina distinta, crea un
ambiente más moderno. A pesar de las ideas fantásticas que contiene el ballet,
esta versión habla de temas más realistas, la distinción de clases sociales y
la lucha por los derechos de los obreros. En conclusión, nos ha entretenido y
gustado mucho el ballet y hemos disfrutado viéndolo, ya que la finalidad de
transmitir los momentos de tensión y otros sentimientos al telespectador ha
sido exitosa.
BIBLIOGRAFÍA:
http://www.blow-up.es/portfolio-item/giselle-tradicion-transgresion/
https://elcultural.com/el-sueno-de-giselle-cruza-el-siglo-xxi
https://www.larazon.es/cultura/giselle-mujer-lider-madre-primeriza-IH25221339/
https://www.lavozdeasturias.es/noticia/cultura/2019/10/22/giselle-muro/00031571758430469362961.htm
https://www.danzaballet.com/giselle-del-english-national-ballet-estrena-en-el-real-de-madrid/
https://www.danza.es/multimedia/biografias/akram-khan
https://susyq.es/actualidad/868-akram-khan-teatro-real
https://www.danzaycultura.com/akram-khan-biografia/
https://www.danza.es/multimedia/biografias/akram-khan
https://www.ballet.org.uk/people/james-streeter/
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