CHROMA

 La obra se titula Chroma, coreografiada por Wayne McGregor. Fue estrenada el 17 de noviembre de 2006 en la Royal Opera House, Londres, por el Royal Ballet. El cuerpo de baile está formado por Federico Bonelli, Alina Cojocaru, Lauren Cuthbertson, Sarah Lamb, Steven McRae, Ludovic Ondiviela, Tamara Rojo, Eric Underwood, Jonathan Watkins y Edward Watson. Los compositores musicales fueron Joby Talbot y Jack White III, el escenógrafo fue John Pawson, el diseñador de vestuario fue Morltz Junge, y la diseñadora de luces fue Lucy Carter.

Como dijo Judith Mackrell en ``The Guardian´´: `` La tensión entre el caos y el minimalismo, la anarquía y el clasicismo, sucede hasta extremos emocionantes´´, eso es lo que ha conseguido transmitirme a mi Chroma.

El trabajo de Wayne McGregor es conceptual y profundamente físico. En sus trabajos utiliza movimientos bruscos, fracturados, junto a movimientos fluidos, sinuosos. Su primera obra fue Xeno 123, estrenada en 1993, donde él formó parte del cuerpo de baile. 

Lo que él busca en un bailarín es lo siguiente: ``Lo que necesito es una persona abierta. Busco bailarines que puedan colaborar en la generación de movimientos, bailarines que sean rápidos de pensamiento - tanto mental como físicamente - curiosos y dispuestos a probar cosas nuevas. No se trata sólo de que tengan una propensión física; les pido a mis bailarines que usen sus mentes y su imaginación tanto como sus cuerpos. Pero sí, por supuesto, busco una forma física que me atraiga y con la que sé que puedo trabajar. ´´

A la hora de comparar la representación de esta obra por el Royal Ballet y por la Alvin Ailey American Dance Theater podemos observar lo siguiente:

En la escenografía, en ambas observamos un decorado sencillo, donde simplemente hay una especie de pantalla en medio del escenario. Los bailarines no siempre entran y salen del escenario por los laterales, sino que también lo hacen a través de esa pantalla.                                                                                  

En cuanto al sonido y a la iluminación, ambos ayudan a entender las intenciones de los movimientos. La música, que parece en algunos trozos sacada de una película de acción, ayuda a que los movimientos se sientan más marcados y rígidos. El contraste entre una música más marcada y una más suave, hace que te de la sensación de estar en paz cuando comienza la suave. Las luces, a su vez, también ayudan al movimiento, e interactúan con la música, ya que en los cambios de música es cuando cambia la textura de la luz. Cuando la música es más marcada, las luces son más claras, e incluso blancas, y cuando la música es más suave, las luces presentan tonos más oscuros.                                                                      

El vestuario consta de una especie de camiseta de tirantes, que llega hasta la mitad del muslo más o menos, y que lleva cosido un short del mismo color. En la del Royal Ballet los colores del vestuario eran similares al tono de la piel de los bailarines, sim embargo, en la de Alvin Ailey, los colores destacaban más sobre la piel de los bailarines, utilizando colores como el rosa, lila, gris y negro. Para mi gusto los colores del Royal Ballet son más apropiados para la coreografía, debido a que los colores utilizados en la de Alvin Ailey resaltan demasiado sobre los bailarines, y ha habido algunos momentos donde se me ha ido la vista más al vestuario que al movimiento.                                                                

Sobre la técnica de los bailarines he observado que en la del Royal Ballet los bailarines tienen una musculatura muy definida y la mayor parte de los bailarines son blancos, al contrario que en la de Alvin Ailey, donde los bailarines tenían una musculatura totalmente diferente, mucho menos definida, y los bailarines, la gran parte, eran de color, pero ambos tenían una técnica impecable. Durante todo el ballet me han transmitido sensaciones diferentes, pero lo más destacable es la rigidez y la fuerza de los movimientos, aunque en la de Alvin Ailey los movimientos los he sentido menos marcados y más ligados, también se destaca la destreza con la que lo realizan. También me ha impactado la facilidad de pasar de movimientos marcados a otros más ligados y suaves de un dúo a otro, con ayuda de la música y de la iluminación. En los dúos donde la coreografía era más ligada he notado la diferencia entre una compañía y otra, ya que en la del Royal Ballet, en esos momentos, la chica parecía de cristal y lo realizaba con mucha dulzura, transmitiendo fragilidad y la sensación de que ella y el chico se iban a fundir en uno. Sin embargo en la de Alvin Ailey he notado que me transmitía paz y tranquilidad,  pero no esa sensación de fragilidad y esa dulzura. El final de la obra me parece muy atrevido, y he experimentado una sensación de locura, ya que todos interaccionan con todos, en dúos, tríos, grupos, o cada uno por su parte.                                                                                                                                  

En la coreografía observamos dinámicas como levantamientos, movimientos marcados, y a veces los movimientos más ligados.                                                                                                                          

En el inicio de la coreografía observamos a una pareja formada por un chico y una chica, y un grupo, que forman una piña, en una de las esquinas. A partir de ahí la pareja comienza a moverse y ya continúa la coreografía con dúos, tríos y trozos grupales. El final es completamente diferente al principio, ya que este acaba con todo el cuerpo de baile moviéndose por el escenario, e interactuando todos con todos. El desarrollo de la coreografía, para mi gusto, si que es apropiado, debido a que en el momento en el que se acerca el final, el coreógrafo va incorporando poco a poco a los bailarines hasta que todos están en el escenario para dar comienzo a la escena final, y es en ella donde se alcanza el clímax, por su fuerza e intensidad.                                                                                                                                      

Para mí, Chroma me ha sorprendido para bien, debido a que no me esperaba que me impactase tanto una coreografía como lo ha hecho Chroma. Es espectacular ver como ejecutan los pasos los bailarines y como son capaces de transmitir a cada persona una cosa diferente. Lo que más me ha impactado ha sido el final, pero a la vez me ha encantado esa sensación de locura y de desorientación por no saber lo que está pasando. También he de decir que de las dos representaciones me quedo con la del Royal Ballet, debido a que me ha transmitido más sentimientos que la de Alvin Ailey, aunque también me ha parecido impresionante su representación. En conclusión: me han parecido espectaculares ambas representaciones, aunque me decanto más por la del Royal Ballet.                                                                           

Webgrafía: 

https://waynemcgregor.com/productions/chroma

-https://terpsicoreballet.blogspot.com/2012/08/wayne-mcgregor.html

-https://waynemcgregor.com/productions/xeno-123






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